jueves, 11 de marzo de 2010

Hacia un saber sobre el alma

Pero lo inmediato, lo que brota de nuestra espontaneidad, es algo de lo que íntegramente nos hacemos responsables,  porque no brota de la totalidad íntegra de nuestra persona; es una reacción  siempre urgente, apremiante. Hablamos porque algo nos apremia, y el apremio  llega de fuera, de una trampa en que las circunstancias pretenden cazarnos y la  palabra nos libra de ella. Por la palabra nos hacemos libres, libres del  momento, de la circunstancia asediante e instantánea. Pero la palabra no nos  recoge ni, por tanto, nos crea y, por el contrario, el mucho uso de ella produce  siempre una disgregación; vencemos por la palabra al momento y luego somos  vencidos por él, por la sucesión de ellos que van llevándose nuestro ataque sin  dejarnos responder. Es una continua victoria que, al fin, se transmuta en derrota. Y de esa derrota, derrota íntima, no de un hombre, sino del ser humano, nace la exigencia de escribir.  

Maria Zambrano Esencia y Hermosura.  Selección de José Miguel Ullán. Ed Galaxia Gutemberg 2010. Pag 307.


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